Toda una odisea. Caminando en Colinas de Bello Monte

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Luego de seis años repitiendo el mismo trayecto, encontrándonos con los mismos (empeorados) obstáculos, una reflexión y un catálogo contra el desprecio

Cheo Carvajal Vecino de Colinas de Bello Monte

Cheo Carvajal
Vecino de Colinas de Bello Monte

Este es un ejercicio que tenía pendiente meses atrás. Un día le dije a mi hijo mayor: “deberías hacer un cómic sobre el recorrido que hacemos desde la casa hasta el dojo (la escuela) de karate. Ya llevamos seis años andando este camino. ¿No te impacta ver que no ha mejorado nada, que más bien empeora?”.

Lo dicho tenía (y tiene) que ver con el rosario de obstáculos que desde el primero de esos recorridos, que repetimos hasta tres veces a la semana (alrededor de mil viajes, entre idas y vueltas ), debemos sortear sin hacernos daño. No es una tarea fácil. Pero, lamentablemente, es una tarea a la que la mayoría de la gente termina acostumbrándose. Yo trato de hacerle entender a mis hijos que no debemos acostumbrarnos. Por el contrario, a pesar de que se vuelva una cantinela, el asunto es cómo ingeniar para que esto cambie. Por eso la invitación a crear la historieta.

Digámoslo así, en términos narrativos y ni tan caricaturescos, viajar esas cuatro cuadras resulta una acción épica, una odisea. Y como toda en toda odisea hay unos elementos que celebramos (la bella arquitectura de los 50, el olor del pan de La Mangdala, que por cierto se extinguió desde enero, los enormes caobos que sombrean la calle, los gatos que se asoman) y otros que nos acechan.

En resumen podemos asegurar que a esa belleza del andar se oponen al menos dos grandes enemigos: el responsable de que la acera se exhiba maltratada, rota, ahuecada, quebrada, estrecha, llena de protuberancias, es decir la Alcaldía de Baruta y su alcalde, y aquellos vecinos/ciudadanos que sin misericordia ocupan lo poco que queda de la acera con sus vehículos (carros y motos). El uno no se entiende sin el otro: son cómplices. Conforman una especie de mafia antipeatonal. Una cultura del anti-valor.

En esos seis años y medio mi hijo de 12 años logró llegar a cinta negra. Y ahora que su hermana menor comienza a andar con entusiasmo este mismo camino, atada su cintura con una cinta blanca, me siento en la obligación de mostrar esa nada institucional sobre la que literalmente andamos, y ese descaro cínico de aquellos que en connivencia con el primero se encargan de menospreciar a los que caminan. Y es una historia que se repite en muchos lugares de nuestra ciudad (de nuestras ciudades).

No esperaremos a que pasen otros seis años, con otros arcoíris de cintas a cuesta, para que esta realidad se transforme. Al menos no sin que nosotros hayamos intentado por diferentes medios, que cambie. Como mínimo seremos incómodos para quienes oficializan día a día este desprecio, de palabra, obra y omisión.

Deberías hacer un cómic sobre el recorrido que hacemos desde la casa hasta el dojo (la escuela) de karate. Ya llevamos seis años andando este camino. ¿No te impacta ver que no ha mejorado nada, que más bien empeora?

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Fuente: Contrapunto

Un comentario en “Toda una odisea. Caminando en Colinas de Bello Monte

  1. Estoy muy de acuerdo, tenemos un Acalde que solo se preocupa por Lomas de Bello Monte y sus alrededores. Yo vivo en la Monte Sacro, donde durante varios meses mandé correo y fui personalmente para tratar de rescatar nuestra cuadra conjuntamente con los vecino y de paso, seriamos un ejemplo de buen vivir y buen ciudadano. La reputa, fue una serie de carteles para la protección de los gatos… Donde con este consentimiento ahora le llaman la calle de LOS GATOS. Señores no hay que ser muy inteligente, tomen los gatos, llévelo a una castración, se lo lleva a su casa una semana y luego lo regresa al PARQUE…Ya que es una maldad es como traer al mundo un niño, que no pueda alimentar y menos educar. Seamos más consientes de nuestros actos. Gracias por su atención

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